sábado, 11 de junio de 2011

La política debe acercarse al ciudadano.

Hoy hemos vivido las sesiones constitutivas de los ayuntamientos de España, alteradas por las manifestaciones ilegales del movimiento 15-M.

Hace tiempo que desde varias plataformas de ciudadanos se viene reclamando un aumento de la democratización del sistema, mediante la reforma electoral que nos lleve a un sistema representativo con listas abiertas y por circunscripciones.

Este sistema es similar al desarrollado en los EE.UU dado que, ciñéndonos a la Comunidad Autonoma de Madrid, y en particular, a su ayuntamiento capitalino, se dividirían las circunscripciones electorales de la ciudad de Madrid en razon a la división geográfica-administrativa del municipio, introduciendo la variable población como elemento equilibrador en el número de representates que podría aportar cada distrito al pleno local central.

Es decir, lo que se propone es elegir de forma directa a los concejales de distrito, siendo su número definido por la población del mismo.

En este sistema, los madrileños elegiríamos, por una parte, al concejal presidente de la junta de distrito (de entre los distintos candidatos presentados por los partidos o agrupaciones ciudadanas), y por otra parte, elegiríamos, directamente, al alcalde de la ciudad mediante votación directa y eligiendo entre cuantos candidatos deseen presentarse.

Las dificultades que muestra este sistema se circunscriben a la aplicación de un sistema de votación electrónica que evitaría el exceso de papel y burocracia.

Evidentemente, en este tipo de sistema la ley de Hont no tendría aplicación, puesto que se elegirían a los más votados.

Un ejemplo; en el distrito de Latina, por su población, podría corresponderle dos asientos o más en el pleno central del ayuntamiento. Es decir de la lista de personas que hubieran elegido presentarse a concejal del distrito, la más votada sería la que ocupara la presidencia de la junta de distrito, y dependiendo del numero de asientos a elegir para el pleno central, los siguientes más votados irían directamente al pleno central como concejales hasta completar el número asignado a la circunscripción de latina.

Con este tipo de sistemas se evitan y eliminan los problemas de representatividad, se acerca la administración al ciudadano e incluso se podrían limitar el numero de cargos electos a nivel municipal.

Asimismo, el concejal del distrito tendría la política de cercanía como eje de su gestión, y daría cuentas a sus vecinos de forma diaria y no cada cuatro años.

Es más, los partidos políticos, tendrían que desarrollar un esfuerzo adicional puesto que los ciudadanos elegirían los rectores más cercanos y tendrían voto directo para sancionar dicha gestión, lo cual podría afectar directamente al candidato presentado para gobernar la ciudad en su conjunto.

Al asumir este sistema se podría dar la paradoja de que los ciudadanos de Madrid eligieran a Alberto Ruiz Gallardon como Alcalde de la Ciudad pero éste no contara con la mayoría en el pleno central puesto que al no seleccionar bien a los rectores de la vida de los distritos, los ciudadanos podrían depositar su confianza en otras personas que no fueran precisamente del partido del alcalde. Esto obligaría a desarrollar una labor de gestión y política mucho más participativa y dialogada dado que obliga a establecer consensos en cada pleno y por tanto siempre es la mayoria de los ciudadanos la que aprobarían dichas medidas. Los equilibrios y pactos se desarrollarían de forma natural y obtendríamos un gobierno más cercano a la realidad de las necesidades ciudadanas.

Estos sistemas de carácter mayoritario (y en donde se podría estudiar el fenomeno de la segunda vuelta), son mucho más directos y representativos que el proporcional que nos gobierna en la actualidad.

Este tipo de cambios serían de hondo calado puesto que los propios partidos tendrían la necesidad de articular una serie de medidas internas de cara a democratizar sus estructuras y dar paso a los ciudadanos.

El protagonismo en este tipo de sistemas lo tiene la sociedad civil, y es de la propia sociedad de la podrían llegar a salir los candidatos más votados sin que éstos tengan la necesidad de pertencer a un  partido político en concreto.

Si cabe, en la Asamblea de Madrid tendría mayor sentido la aplicación de este sistema, puesto que de los más de 100 diputados que la constituyen, se podrían establecer tantas circunscripciones electorales como diputados a elegir y estos serían candidatos por cada una de las circunscripciones de Madrid Comunidad.
En este sentido estarían representadas todas las zonas geográficas de la misma, y la tarea de los diputados, no solamente sería la de "legislar" sino también la de volcarse con los ciudadanos que les han votado para que les representen en la cámara autonómica.

Al igual que en el caso anterior, el presidente o presidenta de la comunidad, debería elegirse mediante sufragio universal, directo y entre candidatos. Siendo el más votado el presidente de dicha comunidad. (pudiendo estudiarse la posibilidad de acudir a una segunda vuelta si ello fuera necesario).

La cámara de representantes sería legislativa y el gobierno lo formaria el candidato más votado. Pudiendose dar el caso de que en la cámara existiera una predominancia de un color político sobre otro, distinto al del gobierno, obligando al establecimiento de pactos, negociaciones y diálogo de una forma natural y beneficiosa para los ciudadanos.

En este sentido, los diputados elegidos en cada circunscripción electoral, tendrán que dar a cuenta a los vecinos que los eligieron del por qué de determinadas votaciones, o de los proyectos que presenten que puedan beneficiar no solo a su comunidad sino a todos los ciudadanos de Madrid.

La representatividad sería mayor, y por tanto, el concurso ciudadano podría considerarse clave y contundente.

En política no hay verdades totales, ni democracias perfectas.
La que tenemos hoy en día es reformable y quizás sea deseable adquirir un compromiso con los ciudadanos en acercar la administración y el político a sus casas.
El ciudadano está cansado de ver nombres que no conoce y observar las medianías y corruptelas de ciertos políticos apegados a sus sillas.

La sociedad civil demanda un sistema más cercano, más libre, más representativo y más directo. Donde pueda sancionar y premiar la gestión de aquellos que les representan. Donde todos y todas las personas tengan las mismas oportunidades de representar a sus vecinos y donde la información y conocimiento de la gestión política sea una herramienta de trabajo diaria que tengan a su disposición de cara a mejorar su entorno.

Entiendo que la democracia española avanzará hacia este sistema u otro que garantice la cercanía del político al ciudadano.

La Sociedad no puede prescindir de sus políticos. Pero sí puede exigirles que mejoren cada día y que se acerquen y ESCUCHEN.

Jesus Garcia Mingorance

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