Lo que no se puede probar tan fácilmente, es la aceleración
con la que suceden las cosas.
En este sentido, en las organizaciones, o al menos esa ha
sido mi visión, han emergido liderazgos situacionales, determinantes y
pasajeros que han logrado guiar y empujar a toda la estructura para continuar
hacia delante.
Además, he detectado que aquellas organizaciones que han
dispuesto de ese “empuje” han acelerado sobremanera sus procesos de toma decisión,
aquellos que tienen que ver con la producción y con la aproximación al mercado.
Como ejemplo la empresa para la que trabajo, @Dopp Consultores.
Nosotros, con anterioridad a la crisis teníamos (o yo
percibía) una velocidad de crucero determinada, en la que se engranaban todos
los procesos de trabajo y toma de decisión.
Hoy, tras unas semanas de crisis y con el empuje que algunos
liderazgos situaciones nos han dado, he podido “palpar” de primera mano como
hemos sido capaces, no solo de seguir trabajando a velocidad de crucero sino de
acelerar de forma exponencial en la capacidad de respuesta interna (y externa)
con la misma calidad de los productos o entregables que en épocas más
tranquilas.
- Lo que antes tardábamos 2 semanas, hoy son 2 días.
- En situaciones en las que se requerían cambios en profundidad, si tardábamos un año o año y medio, ahora estamos hablando de procesos que pueden durar semanas o incluso días.
Me imagino que cualquiera que lea esto que estoy contando
podrá pensar que esta aceleración impacta negativamente en la calidad de los
productos, materiales o entregables.
Yo, en primera persona hubiera pensado esto, pero he de reconocer
que no ha sido así y la calidad con la que las personas están afrontando esta
aceleración / transformación no hace sino refrendar lo que líneas más arriba
comentaba: la aceleración de las organizaciones, empujadas por determinados
liderazgos, no afectan a la calidad del trabajo realizado.
O dicho de otro modo; la situación de crisis extrema que
estamos viviendo han acelerado la aparición de liderazgos fuertes que han “inspirado”
y “empujado” a las organizaciones (y a las personas que habitan en ellas) para
alcanzar y acelerar el cambio que necesitan (en capacidades, procesos y
herramientas) para adaptarse al nuevo escenario.
Ahora, he de reconocer que somos más productivos, estamos
más conectados y acelerados. Desde casa o desde la oficina, a mí, esta
situación, me ha transformado.
Sé que estas letras puede que no reflejen el sentir de la
mayoría, pero quería compartirlas para que tengáis, en primera persona, como lo
estoy viviendo y percibiendo.
Ánimo, ahora más que nunca sé que de esta salimos
juntos¡
Fin.
Mandamientos de la pandemia:
Cuida a tu proveedor como si fueras tú mismo, porque
en definitiva, tú también lo eres.