viernes, 9 de febrero de 2024

El liderazgo ha muerto, viva el liderazgo.

 El liderazgo ha muerto, viva el liderazgo.

Con una frase como esta muchos de los que me leéis pensaréis que estoy loco o que de repente se me ha “ido” la cabeza. Afirmar, que el #liderazgo ha muerto es como negar la curvatura de la Tierra.

Oveja blanca
Para mi el #liderazgo, tal y como lo entendemos y así se traslada en las escuelas de negocio, ha muerto.

Me paso la vida profesional buscando referencias sobre buenas prácticas en la gestión de personas y me harto de leer y visionar grandes paradigmas sobre el #liderazgo.

Veo con estupor, cada día, como algunas organizaciones y grandes conferenciantes muestran lo que para ellos es un liderazgo ejemplar, eficiente y exitoso. Algunos incluso nos atrevemos a indicar cómo deben comportarse las personas para llegar a ser ese Líder perfecto.

Intentamos modelizar y extender ese modelo por todas partes. Porque esa es la receta “mágica” del #liderazgo, del éxito.

Pues bien, hasta aquí hemos llegado. Sinceramente, no lo veo.

Objetivos y metas
Y digo esto por lo siguiente; en mi experiencia liderar se resume en guiar de forma adecuada a la organización (y a las personas que la componen) hacia un fin de manera exitosa. Ni más ni menos.

Intentar encontrar y extrapolar el comportamiento A, B o C, para decir que en toda circunstancia y en cualquier ocasión vamos a ser líderes perfectos llevándolos a cabo, es en mi opinión, “un error”.

Y esto no quiere decir que no exista eso que llamamos #liderazgo… sino que existe, pero no podemos extraer una “receta mágica” para que funcione en cualquier circunstancia.

¿Cuál es entonces el enfoque que defiendo?

En entornos líquidos, #BANI, extremadamente cambiantes, que producen ansiedad, rápidos y veloces, necesitamos organizaciones y personas que sepan surfear las distintas olas y corrientes que nos encontremos; solo con el objetivo de alcanzar el fin que nos hemos propuesto.

Líquido
Por tanto, me atrevo a proponer la existencia del #liderazgo líquido o híbrido; un esquema de conducta adaptativo, capaz de alcanzar el fin propuesto, balanceando, en cada ocasión, los comportamientos necesarios. Multiplicando su efecto de forma exponencial a través de la inteligencia emocional.



En resumen; en mi opinión los modelos de #liderazgo, entendidos como un inventario de comportamientos previamente determinados y que debemos aplicar en toda situación y organización, han muerto.

A cambio, creo que el #liderazgo está muy vivo, más que vivo. Se ha convertido en la herramienta esencial (más que la propia #digitalización y la #IA) para conseguir, o no, las metas que nos hemos propuesto en nuestras organizaciones en contextos extremadamente líquidos, cambiantes y BANI’s.

El liderazgo ha muerto, viva el liderazgo.

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