martes, 20 de mayo de 2014

El miedo como gestor de una organización

Qué es el miedo?

Según la definición de miedo que nos aporta la Wikipedia: “El miedo o temor es una emoción caracterizada por una intensa sensación, habitualmente desagradable, provocada por la percepción de un peligro, real o supuesto, presente, futuro o incluso pasado. Es una emoción primaria que se deriva de la aversión natural al riesgo o la amenaza, y se manifiesta en todos los animales, lo que incluye al ser humano. La máxima expresión del miedo es el terror. Además el miedo está relacionado con la ansiedad.”

En esta definición encontramos dos variables que creo son importantes resaltar: el miedo es una emoción y el miedo tiene un correlato fisiológico, la ansiedad.

¿Qué es una emoción?

En mi opinión y saltándome las sesudas descripciones de científicos, psicólogos, y otras personalidades, la emoción es la variación profunda pero efímera del ánimo.

Como diría el gran psicólogo, Jean Piaget, existen conductas emocionales que se encuentran asociadas con los procesos de construcción de una mente individual inteligente.

Esto quiere decir que las emociones, y entre ellas el miedo, construyen, instigan y energizan determinados comportamientos que tienen su correlato psico-fisiológico. En nuestro caso, el correlato psico-fisiológico del miedo es la ansiedad, y los comportamientos asociados al miedo todos los conocemos (huida, parálisis, etc).

¿Cuál es el mecanismo fisiológico que desata el miedo?

Volviendo a citar a esa fuente de conocimientos compartidos, la Wikipedia, el mecanismo que desata el miedo “se encuentra, tanto en personas como en animales, en el cerebro, concretamente en el cerebro reptiliano, que se encarga de regular acciones esenciales para la supervivencia como comer y respirar, y en el sistema límbico,[1] que es el encargado de regular las emociones, la lucha, la huida, la evitación del dolor y en general todas las funciones de conservación del individuo y de la especie”.

Bien, hasta aquí sabemos que el miedo es una emoción que tiene un correlato comportamental, un correlato fisiológico y que tiene su mecanismo residenciado en el “reptiliano”, es decir, en el “cerebro” más antiguo y ancestral, que tiene por misión proteger la especie y activar los correlatos comportamentales y fisiológicos que garanticen la supervivencia del individuo.

¿Qué ocurre cuando en una organización se utiliza el miedo como método de gestión?

Lo primero que nos encontraremos es una organización liderada de forma autocrática, jerarquizada, donde los sistemas de recompensa son arbitrarios e injustos.

En segundo lugar nos toparemos con personas constantemente estimuladas en su sistema límbico, mostrando comportamientos relacionados con la supervivencia a corto plazo, con respuestas, en muchos casos, asociadas a fenómenos de ansiedad.

En tercer lugar, podríamos llegar a inferir que dicha organización, con este tipo de liderazgo, posee una visión a corto plazo, con una misión meramente mercantilista, que gestiona recursos de forma reactiva.
En mi experiencia como consultor diré que me he encontrado más de una empresa en situaciones que mimetizan un proceso de miedo, gobernado por el miedo.
Los gestores son autocráticos y ambivalentes en sus decisiones. El corto plazo rige cualquier actuación. Existe ausencia de planificación. Se reacciona de forma rápida y abrupta. Las medidas suelen ser coercitivas y restrictivas.
Presentan, en mi opinión, crecimientos endogámicos, poca productividad, ausencia de proyecto, falta de cohesión interna, problemas graves de comunicación interna y falta de cualificación profesional en los cuadros directivos.
Suelen tener, en la cúpula, el locus de control “externo”, presentando y buscando culpables “fuera” ante cualquier revés o situación de desventaja.
En resumen…

En definitiva, son organizaciones enfermas que enferman a sus componentes. Suelen manejar el miedo como instrumento emocional de control, desplegando todos sus efectos negativos para las personas y para la propia empresa u organización.

Hoy en día, encontramos cada vez más empresas y organizaciones en las que este tipo de gobierno se ha instalado en la cúpula directiva. Quizás por la crisis y por sus efectos muchos empresarios y líderes de organizaciones han sentido miedo, no han sabido gestionarlo y lo han implementado como una conducta de “valor” dentro de su organización.

Han propiciado la creación y promoción de mandos intermedios (y directivos) que gestionan a través de “ese miedo” que al ejecutivo principal le ha llevado a tomar determinada decisiones que a corto plazo, parece, que le han dado resultado, pero que a medio y largo plazo pueden acabar con sus empresas y organizaciones, enfermas. (paralizadas, huyendo, etc)

Se rodean de “miedo” y generan “miedo”.

Para atajar todo esto, primero hay que darse cuenta de la situación, para después pasar a cambiar el estilo. Manejando el “miedo” como una emoción más que debemos gestionar a nuestro favor.

El miedo, es una emoción, como otras, beneficiosa si sabemos manejarla y orientarla hacia el beneficio de la organización (y de nosotros mismos).

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